Chiclayo en Línea.- Alejandro Medina Valenzuela aprendió desde muy niño a amar al Perú, sentimiento que se fortaleció cuando ingresó a la carrera de Economía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Su pasión por trasformar la realidad de las poblaciones más vulnerables lo llevó a aplicar sus conocimientos en diferentes áreas del sector público.
El profesional, quien se graduó con honores, está listo para empezar la Maestría en Estudios del Desarrollo en la Universidad de Melbourne de Australia, becado por el Estado peruano. A su regreso, quiere seguir contribuyendo a lograr un país más justo e igualitario.
El talento, estudiante destacado de colegios públicos y de una universidad estatal, no quería quedarse con solo mirar desde afuera los diversos problemas que enfrenta el Perú. Quería ser parte de la solución. “En San Marcos conocí la riqueza del Perú y de su gente, personas luchadoras y resilientes de diversas partes del país, quienes lejos de desanimarse ante las carencias y adversidades, trabajaban colectivamente para plantear soluciones. Estas experiencias me motivaron a ejercer la carrera en el sector público, porque sabía que había mucho trabajo por hacer dentro del Estado y quería contribuir en algo”, señala el profesional de 29 años.
Al culminar la carrera entre los diez mejores de su promoción y licenciarse con honores con su tesis sobre las desigualdades de ingresos en el Perú, Alejandro ingresó al Ministerio de Educación, en donde se enfocó en el análisis de datos para la mejora en el diseño e implementación de políticas públicas educativas. Luego, pasó al Ministerio de Economía y Finanzas, donde se desempeñó como analista económico en evaluaciones de impacto de programas presupuestales en la Dirección de Gasto Público. Finalmente, laboró como consultor en la Dirección de Evaluación y Seguimiento del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, donde realizó seguimiento cuantitativo a programas sociales.
“Trabajar en el Estado ha sido una experiencia enriquecedora, porque te das cuenta de la real dimensión de los retos estructurales que enfrentamos como país, algunos tan enormes que fácilmente puedes caer en el pesimismo y en la creencia tan arraigada de que es mejor no hacer nada. Sin embargo, gracias a Dios, la mayoría de personas con las que me tocó trabajar, aparte de grandes profesionales, han compartido ese sueño de hacer las cosas distintas para generar un real cambio para el Perú. Esto es clave, ya que un servidor público debe tener pasión por lo que hace y asumir la responsabilidad social que su cargo implica” afirma el sexto puesto del concurso Beca Generación del Bicentenario del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.
Enfocado a seguir sirviendo al país, el sanmarquino se propuso estudiar un posgrado que le brinde los conocimientos necesarios sobre tópicos del desarrollo para contribuir en la formulación de soluciones estructurales e innovadoras a los principales retos del país. Y aunque fue admitido por tres importantes universidades extranjeras, como Oxford, London School of Economics-LSE y Sussex, se decidió por la Universidad de Melbourne, una de las mejores de Australia. “Siempre me han gustado los temas de desarrollo económico y social, pero considero que los modelos actuales predominantes no son suficientes para entender la situación de Latinoamérica ni sostenibles para hacer frente a los retos del siglo XXI como el cambio climático”, afirma.
Es consciente que para lograr un verdadero cambio que beneficie a todos los peruanos, es fundamental tener una visión más amplia del desarrollo del país y, partir de ello, empezar a trabajar en políticas públicas que respondan a las necesidades de la población
“El Perú, como decía Basadre, es un gran problema, pero también una gran posibilidad”, es la frase que repite Alejandro. Y recuerda la perseverancia de muchos peruanos por salir adelante, como las de sus amigos y vecinos del barrio de Santa Rosa, en Los Olivos, donde creció y, sobre todo, la de su madre, quien, ante la falta de oportunidades, tuvo que dedicarse largas horas al comercio minorista para que él y sus dos hermanas fueran profesionales. “Mi mamá es coraje y lucha, siempre se las ha ingeniado para que, dentro de sus posibilidades, no nos falte nada. Ella nos inculcó los valores cristianos y la importancia de ser consecuentes con nuestros ideales.”, afirma.
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