Chiclayo en Línea. – Por más de tres décadas, Pedro Suárez-Vértiz (1969-2023) escribió éxitos musicales que marcaron a generaciones de peruanos. Sus canciones fueron éxitos en países como Chile, Panamá, Colombia y México.
La voz de Pedro Suárez-Vértiz –quien ayer falleció después de padecer una enfermedad neuromotora degenerativa– empezó su gran romance con las radios en 1988 con “Kangrejo (Sacudía)”, como frontman de un cuarteto de adolescentes llamado Arena Hash. Y su última aparición –gracias a la inteligencia artificial– fue en noviembre de este año con “Amor yo te perdí la fe”.
En el ínterin, el músico nacido en el Callao, pero autodefinido como sanisidrino, se coronó con sucesivos éxitos; desde baladas (“No pensé que era amor”) pasando por el pop-rock (“Mi auto era una rana”), la balada-rock (“Sé que todo ha acabado ya”), el ska (“Los globos del cielo”), la bachata (“Te pienso de solo pensar”), el reggae (“Nataly”), la fusión andina (“Lo olvidé”), la fusión flamenca (“La española”), los aires de rock progresivo y sinfónico (“Nadia”), el electro-pop (“Bailar”) y el instrumental (“Endal”).
A su participación en las grabaciones en guitarras, pianos, sintetizadores y armónicas también sumó la experimentación con los sampleos y programaciones en sus álbumes; el uso del talkbox (“Rapta la mona”) y el moog bass (“Túnel del tiempo”).
Si bien sus canciones giraron sobre las relaciones de pareja y la mujer como piedra angular de la inspiración (algunos críticos señalan que sus letras cosifican a la mujer), sus temáticas han recorrido un interesante espectro: el erotismo (“Su lengua baila”), la inocencia autorreferencial (“Los niños se enamoran”), la autobiografía (“Talkshow”), lo onírico (“El árbol”), la ciencia-ficción (“Anticuerpos de la noche”), la conciencia ambiental (“Amazonas”), la inmigración (“Cuando pienses en volver”), cierta crítica social (“Degeneración actual”) o el viaje astral (“Me elevé”).
Música eterna
“Yo hago música para siempre, no para el momento”, me respondió hace años Pedro Martín José María Suárez-Vértiz Alva cuando le pregunté si pensaba en el mercado cada vez que componía.
“Pedro era un chico con un don para la composición; tenía una capacidad innata para componer, no lo veía como algo trabajoso”, dice el melómano y compadre del artista Cucho Peñaloza, quien fue mánager de su primera etapa y productor de sus primeros dos álbumes en solitario.
Pone como ejemplo el primer álbum de Arena Hash, de 1988, que incluye canciones que PSV compuso a los 15 y 16 años, “con algunas letras que parecen de un pata de 35, como ‘De ti me va quedando nada’, que compuso por esa época, y le gustaba mucho a su papá”.
“Pedro no tenía un método para componer, le venía a la cabeza como un rayo. No tenía esa frustración de otros músicos”, recuerda Cucho, quien fue testigo de varios de esos procesos de creación y también vio la facilidad con la que grababa varios instrumentos en los estudios de grabación.
Recuerda que en el lobby de la disquera Sony, en Miami Beach, PSV sacó del estuche la guitarra eléctrica y en cinco minutos compuso el estribillo y la base de “Me estoy enamorando”. “Cucho, este es un hit”, predijo. Al día siguiente le mostró el 70% de la canción.
Cuando lanzaron “Me estoy enamorando” se convirtió en éxito instantáneo. Sonaba en simultáneo en ocho radioemisoras de Lima. La canción llegó a número uno en Chile, donde fue soundtrack de una telenovela, también en Bolivia y Colombia.
Pedro Suárez-Vértiz tuvo mucho éxito en Panamá, México y Centroamérica, y tuvo mucha difusión en los canales latinos de Miami. “Él tuvo para radicarse en México y continuar su internacionalización, pero optó por su familia, por el Perú y eso se respeta”, dice Cucho. Después, cuando sacó el álbum Amazonas, trabajó en España.(Escrito por Por José Vadillo - Andina)
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