Martes, 16 Abril 2019 - 1:15pm
Chiclayo en Línea.- Siete celebraciones regionales de la Semana Santa en nuestro país han sido declaradas hasta el momento como Patrimonio Cultural de la Nación. En cada una de estas confluyen la profunda fe religiosa de los feligreses y las tradiciones culturales que caracterizan a cada una de las localidades en las que esta festividad cobra una especial relevancia.
Conoce a continuación cuáles son estas expresiones en las que confluyen sincretismo religioso, misticismo y costumbres muy arraigadas en la población, las cuales se sostienen y difunden por generaciones, contribuyendo a fortalecer la identidad de la población de cada una de las localidades donde se celebra la Semana Santa.
Bolívar
El Ministerio de Cultura declaró el 2 de febrero de 2012 como Patrimonio Cultural de la Nación a la Semana Santa que se celebra en la provincia de Bolívar, en la región La Libertad, en tanto constituye una versión particular y original de esta fecha del cristianismo, y es una expresión de la identidad de la población de la provincia de dicha localidad.
Una de las manifestaciones más características de esta celebración es la recolección de hojas de palma, a cargo de una “Comisión de Palmeros”, integrada por 12 personas voluntarias que representan a los 12 apóstoles de Jesús. Los palmeros realizan un viaje de penitencia al oriente, a la zona de la selva alta, para recolectar las hojas de palma. Este peregrinaje es arduo y algo riesgoso, teniendo en cuenta que la provincia de Bolívar está ubicada a 3,185 metros sobre el nivel del mar, y el trayecto de ida y retorno tarde alrededor de tres días.
Las procesiones son un sello propio de esta festividad en Bolívar. El Jueves Santo recorren las calles de la ciudad las andas del Señor de los Milagros, la Virgen de Dolores, la Virgen Verónica, el Cristo de la Inspiración y el Señor del Auxilio, en una gran procesión que empieza alrededor de las 9 de la noche y culmina al amanecer del Viernes Santo.
El Viernes Santo es el día del Santo Descenso, también llamado de la “desclavación de Cristo”, costumbre propia de toda la región, atendida por cuatro hombres llamados “Santos Varones”. El Sábado de Gloria, el cuerpo de Cristo en la Urna sale en procesión, acompañado por la Virgen Dolorosa y luego se celebra la misa de Resurrección y Pascua.
El Domingo de Resurrección se celebra la Misa del Alba, a las 6 de la mañana. La imagen de Cristo sale otra vez y es llevada a la iglesia, con lo cual culmina la Semana Santa.
Catacaos
Al destacar que esta tradición es una festividad que condensa el fervor religioso con el relato histórico y la reivindicación étnica, el Ministerio de Cultura declaró a la Semana Santa de Catacaos, en la región Piura, como Patrimonio Cultural de la Nación. Esta distinción se oficializó el 12 de febrero de 2018.
En su resolución, el Ministerio de Cultura subraya que la Semana Santa de Catacaos es una tradicional celebración que configura un universo cultural por medio del cual la población cataquense expresa su devoción católica, su herencia prehispánica y su afirmación de tallanidad como símbolos de orgullo e identidad.
La Semana Santa de Catacaos empieza el Viernes de Dolores, a cargo de la Cofradía de Devoción de la Virgen Dolorosa de la Soledad. Estas empiezan con la reunión de los miembros de la cofradía en casa de su procurador, desplazándose al Templo San Juan Bautista de Catacaos para celebrar la misa en honor a la imagen de María Dolorosa de la Soledad, acompañados por una banda de músicos.
imagen ha sido vestida de luto, adornada con joyas de oro y plata, y colocada sobre su anda. Tras la misa, es sacada en procesión, pasando frente al Palacio Municipal para luego quedarse en el local de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro. Desde aquí será sacada nuevamente en procesión por la tarde para el Vía Crucis a cargo de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro, culminando con su retorno al templo.
El Jueves Santo y el Viernes Santo son los días principales de la Semana Santa de Catacaos. En el Jueves Santo se recuerda la última cena y la negación de Pedro, estando las celebraciones de ese día dedicadas al Santísimo y a cargo de la Cofradía Jurada del Santísimo Sacramento.
El Viernes Santo se revive la muerte de Jesús en la Cruz; siendo conducidas las actividades de ese día por la Cofradía Jurada del Santo Cristo y centradas alrededor del Cristo Yacente. Durante estas fechas se vuelven especialmente relevantes las figuras del Depositario y el Doliente, así como la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo.
El Sábado de Gloria está marcado por un clima de recogimiento, siendo el acto más significativo la Vigilia Pascual. Al día siguiente, la Semana Santa llega a su fin con el Domingo de Resurrección, fecha marcada por la Misa de Resurrección por la madrugada seguida por la salida en procesión de la imagen de Cristo Resucitado.
La imagen es cargada por la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro y es seguida por las imágenes de la Santísima Cruz, la Santísima Virgen del Tránsito, la Virgen de la Luz, San Juan Bautista, y la Virgen de la Verónica. El recorrido abarca la Plaza de Armas de Catacaos, culminando con el Gran Despedimiento en que Jesús Resucitado y la Virgen María se encuentran antes de que el primero ascienda simbólicamente al cielo.
Huambo
El 6 de diciembre de 2012 esta tradicional festividad fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Según la Resolución del Ministerio de Cultura, la celebración de la Semana Santa en Huambo, distrito de la provincia arequipeña de Caylloma, consta de una serie de procesiones de imágenes veneradas, cuya secuencia rememora la pasión, muerte y resurrección de Cristo, acompañadas de imágenes de la Virgen Dolorosa y San Juan Bautista.
La procesión de las imágenes pasa por rutas determinadas por los barrios Hanansaya y Urinsaya, en un recorrido que atravesará cuatro esquinas (dos en cada barrio). En cada esquina la procesión hace un alto para decir la oración por la salud y prosperidad del pueblo y en particular de las familias de los pasantes.
La Semana Santa tiene como preludio al Viernes de Dolores, cuando sale en procesión la Virgen Dolorosa, desde las seis de la tarde. El Domingo de Ramos sale en procesión Jesús Nazareno, que parte desde Cabanachimpa y continúa por Huajanacruz, lugares donde estuvieron alguna vez las apachetas más importantes de cada lugar, y donde actualmente se levantan capillas con sus respectivas cruces.
La noche del Miércoles Santo se realiza la procesión del Encuentro y Despedida, en la que salen las imágenes de Cristo, cubierto con un manto blanco; así como la Virgen Dolorosa y San Juan Apóstol.
El Jueves Santo se da lectura a las estaciones del Vía Crucis en la iglesia de Huambo y para ello se valen de un candelabro llamado “Tres Marías”, un triángulo hecho de carrizos y flores que porta 14 velas encendidas. Al terminar la lectura de cada estación se hace sonar una matraca y se apaga una vela. Al apagarse la última vela y estando a oscuras el templo durante 15 minutos, los feligreses oran en muestra de arrepentimiento de sus pecados.
El Viernes Santo es el día de la penitencia en la iglesia principal. Se reproduce el rito con las Tres Marías, seguido de una serie de oraciones y cánticos por parte de la feligresía que pide perdón por sus pecados. El Sábado de Gloria se realiza una misa por la mañana y al mediodía se celebra con cohetes y campanadas la Resurrección de Cristo. A continuación, se desarrolla un convite general en la que se reparte comida entre los presentes.
También se realiza una comparsa protagonizada por los “Lanlacos” y los “Arrieros”. Los primeros llevan máscaras que simbolizan cabras y visten cencerros en la cintura. Personifican a espíritus malignos controlados con una soga por los arrieros, quienes visten con poncho y botas, ambos personajes de la fiesta de la Santa Cruz.
El Domingo de Resurrección es el día del “Chaprinakuy”, en el que se celebra una fiesta en la casa de los mayordomos, donde se prepara un “derechón” u ofrenda a la tierra con hojas de coca, cebo de pecho de llama y pétalos rojos y blancos cubiertos por un papel blanco sahumado por cada uno de los presentes. Luego, el “derechón” es quemado y termina la ceremonia con una fiesta con bebidas y baile entre los presentes.
Huancavelica
La Semana Santa de Huancavelica fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 25 de octubre de 2013, por ser una manifestación de fe religiosa en la que confluyen elementos andinos y católicos, y que moviliza significativamente a los pobladores del distrito, provincia y departamento de Huancavelica.
El origen de esta festividad data del siglo XVI en las minas de Santa Bárbara, donde se encuentra la segunda iglesia construida en Huancavelica y donde, en aquel entonces, se realizaban las primeras procesiones nocturnas. Cabe mencionar la importancia de estas minas, ya que a partir de su explotación es que Huancavelica se independiza pronto del corregimiento de Huamanga y se convierte en provincia colonial y luego en provincia republicana. Actualmente, las imágenes de las procesiones de aquellos tiempos se encuentran dentro de la iglesia de esta localidad.
El Domingo de Ramos, desde la madrugada, se elaboran las alfombras florales en las calles de la ciudad por las cuales pasará la procesión. En su confección son usados pétalos de flores, plantas y arbustos de la zona, entre otros. El conjunto de alfombras florales llega a medir varios kilómetros. Existe la creencia local de que una vez que la procesión pasa sobre las alfombras, las flores y plantas con las que estas fueron confeccionadas se convierten en curativas de diversos males propios de la zona, tales como el susto y el mal viento.
En la procesión se da el encuentro de Cristo con la imagen de San Juan Evangelista en el puente colonial de Ascensión que data del siglo XVII. Este encuentro representa la fidelidad del discípulo San Juan hacia Jesús. La procesión tiene una duración de ocho horas. Este día se realiza una misa acompañada de “qarawis” o “harawis” en quechua. Durante la procesión también se entonan canciones dedicadas a Cristo. En la procesión de Domingo de Ramos se da la llamada “entrada triunfal”, que representa el ingreso de Jesús a Jerusalén, con el recorrido de la imagen de Jesús que transita sobre las alfombras de flores.
El Jueves Santo destacan los llamados “monumentos”, altares armados en cada una de las siete iglesias de la ciudad por el mayordomo o el grupo de catequesis de cada iglesia. En los monumentos, adornados con flores, cirios, telas finas y luces, se ubican imágenes de santos y un cáliz. La población huancavelicana visita los distintos monumentos en las siete iglesias de la ciudad y prende velas en cada uno. A las cinco de la tarde se realiza el tradicional “llavero”, costumbre que consiste en la entrega de las llaves de la iglesia por parte del mayordomo a un devoto, el cual se encargará de estas por dos días y diseñará el “monumento” de esa iglesia para el año siguiente.
El Viernes Santo es para los portadores de esta tradición un día de luto en que se conmemora la muerte de Jesús y no se celebra ninguna misa. En el altar es venerada la cruz sin la imagen de Cristo. En la madrugada las familias de Huancavelica caminan hacia los lugares de “Qichka wayqu”, “Pukarumi”, “Saqsichaka” y principalmente San Jerónimo, para recoger espinas en forma de cruz que se encuentran en estas zonas. Las espinas recogidas son adornadas con flores silvestres del lugar para luego ubicarlas en las puertas de las viviendas de Huancavelica en señal de buen augurio y fe.
Cabe resaltar que para los portadores de esta tradición, el recojo de las espinas es una costumbre familiar que refuerza las relaciones de parentesco y afinidad al ser un importante momento de reunión y compartir de las familias huancavelicanas.
El Sábado de Gloria se inicia la gran feria por Semana Santa en la ciudad de Huancavelica, en la que se venden animales mayores, comida tradicional y artesanía, entre otros.
El Domingo de Pascua se desarrolla a las cinco de la mañana la procesión del Cristo de Resurrección. Al final de la procesión un muñeco hecho de papel que representa a Judas es quemado en la Plaza de Armas de Huancavelica.
Lima
El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la Semana Santa del Centro Histórico de Lima, el 23 de marzo de 2018, por tratarse de una celebración que congrega tanto a la población del centro de la capital como de otros barrios de la ciudad que se sienten representados en la conmemoración de esta importante fecha del calendario católico.
A lo largo de los siglos, la Semana Santa del Centro Histórico de Lima ha atravesado por una serie de cambios vinculados a las transformaciones propias del crecimiento de la ciudad y los procesos políticos y sociales que se han desarrollado en ella a través del tiempo.
Uno de los periodos que es importante mencionar es aquel de la década de los ochenta, cuando el Arzobispado de Lima impulsó un trabajo de recuperación y revitalización de las procesiones tradicionales en coordinación con las órdenes y congregaciones religiosas, las cofradías y hermandades, el cual ha tenido como resultado que hoy en día varias de las imágenes que salían en el Virreinato vuelvan a las calles y se reactive su culto. Este tipo de iniciativas han jugado un papel fundamental para mantener vigente esta tradicional expresión cultural frente a las amenazas que han ido apareciendo, especialmente desde los inicios del siglo XX.
Moche
Declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 20 de marzo de 2015, en esta localidad de la provincia de Trujillo, región La Libertad, la Semana Santa tiene una duración de 10 días. Se inicia el llamado Viernes de Dolores y culmina el Domingo de Pascua o de Resurrección.
La duración de esta celebración en Moche constituye un rasgo particular que la distingue de otras celebraciones de Semana Santa, las que duran solo siete días, y da cuenta de la importancia que tiene la tradición ritual en este pueblo norteño.
Otro de los elementos que sobresale en la Semana Santa de Moche es la tradicional Sopa Teóloga, plato típico del distrito de Moche, provincia de Trujillo, y singular de esta festividad, que consiste en un caldo de pava, pavo o gallina de corral, al cual se le añade pan cortado en rodajas, azafrán y manteca de chancho y que va adornado con garbanzos, aceitunas, tajadas de huevo duro, perejil picado y tomatito de chisco o tomatito silvestre, propio de la zona, cubierto por un aderezo de azafrán en polvo, cebolla de rabo y un tipo de ají denominado "uña de gavilán".
Este tradicional plato, suele ir acompañado de pepián de arroz con cabrito, la zarandaja o lenteja bocana, también conocida como "jeta", previamente remojada, sancochada y molida a batán, y una rosca de manteca. Algunos pobladores de Moche aseguran que su nombre se debe a que este fue un plato consumido en los conventos desde la época colonial.
Durante la Semana Santa de Moche es tradición que, en la entrada de algunas casas del pueblo, se cuelgue un buche de pavo inflado, cebolla de cola o de rabo, unas ramas de culantro y ají escabeche, en señal de que ahí se ha preparado la sopa teóloga y se puede consumir.
Omate
Esta celebración de este distrito de la provincia de General Sánchez Cerro, región Moquegua, fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación el 30 de junio de 2010, atendiendo a su importancia local, riqueza de contenidos y originalidad contribuye a la afirmación de la identidad colectiva regional y nacional.
El elemento particular de esta tradición religiosa son las “posas” o zonas de descanso, versión original de las capillas mortuorias establecidas en la liturgia católica. Al parecer, proceden de una costumbre española establecida en Nueva España de hacer cuatro capillas piramidales en los extremos del atrio al exterior de la iglesia para el descanso de las procesiones. Las imágenes colocadas en las posas son de todo el santoral católico peruano, desde el Corazón de Jesús hasta la Virgen de Chapi.
El Domingo de Pascua consiste en el agradecimiento a los encargados de instalar las posas. A continuación, se recibe a la imagen del Señor de las Piedades de Quinistacas, anexo del distrito de Omate, que transita por las cuatro esquinas de la Plaza de Armas, donde se colocan alfombras florales hechas por los pobladores.
El miércoles sale en procesión la imagen de Jesús Nazareno cargando la cruz, acompañada por las imágenes de la Virgen Dolorosa, San Juan Bautista y la Verónica. El Jueves Santo, después de la misa, se elaboran las posas con una altura de hasta 20 metros y hechos con palos de madera a los que se amarran travesaños que dan a forma a un obelisco escalonado que se cubre con tela de color blanco. Sobre las gradas se colocan cuadros de santos dispuestos a lo largo de 30 o más gradas que componen la posa.
El Viernes Santo se representa el Vía Crucis y, desde las 10 de la noche, se realiza la procesión del Santo Sepulcro junto a la imagen de la Virgen Dolorosa. El recorrido por las principales calles del distrito culmina en la Iglesia de San Lino, alrededor de la una de la madrugada.
El Sábado de Gloria sale en procesión la Virgen Dolorosa, en un recorrido en sentido contrario a la procesión anterior. A las 10 de la noche se realiza la Vigilia Pascual en la iglesia de San Lino.
El Domingo de Pascua de Resurrección se realiza una misa solemne y se agradece públicamente a los encargados de instalar las posas, designando luego a los responsables de hacerlo el siguiente año. Con ello culmina la Semana Santa en Omate.(Andina)
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