
Chiclayo en Línea.- Al iniciar un emprendimiento, muchos centran sus esfuerzos en la idea, el producto o las ventas. Sin embargo, existe otro factor importante que puede marcar la diferencia: la cultura organizacional.
Pablo Montalbetti, decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), comenta este concepto clave y brinda recomendaciones prácticas para quienes están construyendo una empresa desde cero.
“La cultura organizacional es la definición de la visión, misión, valores, propósito y principios de actuación del emprendedor”, señala. Aunque es normal que al inicio no todo esté claro, recomienda empezar desde lo esencial: establecer bases, definir comportamientos clave y avanzar de forma coherente con los valores que se desean transmitir.
La cultura no es solo para las grandes empresas
Muchos emprendedores creen que la cultura organizacional es un tema reservado para grandes corporaciones. Para Montalbetti, esta creencia es un error. “La autosuficiencia es un gran defecto. La desconfianza y el mal trato no llevan a nada. Hay que construir desde los valores, con respeto y coherencia”, indica.
Liderar con propósito desde el primer día
Para el decano de la UTP, el propósito y los valores no solo orientan decisiones, sino que también forman el ADN del equipo. “La piedra angular es ser coherente con esos principios. Eso define cómo se relacionan los miembros de la organización y qué se espera de ellos”, explica.
En las etapas iniciales de un emprendimiento, el liderazgo debe ser cercano y formativo. En muchos casos, incluso, puede tomar una forma paternalista, especialmente si se trata de un negocio familiar, afirma Montalbetti: “Es importante enseñar desde la base, formar al equipo y, al mismo tiempo, saber escuchar”.
El impacto en el equipo y la productividad
Una cultura sólida también genera compromiso, motivación y fidelización del talento. Para el especialista, los colaboradores valoran profundamente el estilo de liderazgo, el clima laboral y el ejemplo que da el emprendedor. “Admirar al emprendedor por su conocimiento, trato y estilo de trabajo genera un ambiente positivo. Y ese entorno influye directamente en la productividad del equipo”, indica.
Además, cuando una organización atraviesa una crisis o momentos de cambio, una cultura bien cimentada se convierte en un escudo protector. “La unidad, el compromiso y el respeto a la jerarquía pueden ser la diferencia entre salir adelante o no”, afirma.
Cómo mantener y fortalecer la cultura organizacional
La coherencia cultural no se improvisa. Debe construirse, registrarse y compartirse. “El legado escrito, discutido y comprendido por todos es la mejor manera de asegurar la sostenibilidad de la cultura organizacional”, señala.
Entre sus recomendaciones prácticas para mantener una cultura saludable y medible, destaca tres el decano de la UTP:
1. Interiorizar la visión, misión, propósito y valores a toda la organización.
2. Tener una visión compartida sobre el futuro de la empresa.
3. Ser coherente en el actuar, dando el ejemplo.
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