Chiclayo en Línea.- Faltan 6 meses para las elecciones generales, estamos en medio de la emergencia nacional por la pandemia, con la expectativa de una “segunda ola” de infecciones y con un gobierno que -paradójicamente- busca oxígeno para llegar a salvo a julio de 2021 en medio de cuestionamientos sobre el manejo de la crisis sanitaria.
Son quizá estas últimas apreciaciones las que muestran un panorama electoral que no termina de calentar para el arranque al margen de algunas encuestas, entusiastas pintas en los muros y precandidaturas lanzadas con el respaldo mediático de siempre.
En medio de esa (pre) visión hacia abril del 2021 aparecen algunos cuadros más o menos dibujados, en primer lugar -según la última encuesta de Datum- el alcalde de La Victoria, George Forsyth que de la noche a la mañana ha cobrado el mismo protagonismo que en su momento cobró Julio Guzmán, aunque el exarquero de Alianza Lima, con estudios sin concluir de administración de empresas e ingeniería industrial tiene en su haber el mantener un cargo público que de por sí lo convierte en una figura mediática.
Seguido, muy de lejos, aparecen dos personajes conocidos, antes aliados y hoy distantes. La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori y el economista Hernando de Soto. Ambos, han presentado, sin ruborizarse, sus intenciones de llegar a Palacio de Gobierno. La primera, desde las redes sociales y lejos de la prensa con un proceso judicial en ciernes por lavado de activos, y el segundo desde la tribuna que le dan los medios y el hecho de tener un programa de televisión.
Ambos, tienen además un factor común: El fujimorismo. Una, heredera natural del exdictador. El otro, ex ideólogo económico del movimiento naranja en los 90 y reciente asesor de la hija del hoy preso de la Diroes. La primera, reafirmando la cercanía de su apellido y el segundo tratando de distanciarse del color naranja pero con el recuerdo del pasado reciente. Solo hay que retroceder al 2016 y ver las fotos del autor de “El Otro Sendero”, sonriente al lado de Keiko Fujimori.
Los otros “naranjas”
Por debajo de ellos, aparecen otras figuras que están buscando salir de ese incómodo porcentaje del “Otros” y no perderse en el “No Sabe/No Opina” que está liderando los sondeos. Sin embargo, fuera de las encuestas, hay otros personajes que en su devenir político han coqueteado -sino formado parte- con el fujimorismo al punto de ser parte de la organización o cooperar económicamente para las campañas políticas.
Fernando Cillóniz, empresario, exgobernador regional de Ica, llegó al cargo gracias al respaldo de la maquinaria fujimorista. Fue un acérrimo seguidor de Keiko Fujimori e incluso ese sentir lo respaldó para alcanzar la gobernación del departamento sureño.
Pero en el 2018, el manejo duro de la bancada naranja y la presión de algunos legisladores para que Cillóniz bote a directores regionales que no cumplían los encargos de Fuerza Popular, hicieron que éste se alejara y se enfrascara en un altercado con Keiko Fujimori.
Hoy lejos de la naranja, es imposible olvidar su pasado pero aun así se presenta como un posible candidato presidencial en las filas de Todos por el Perú, donde incluso -de no prosperar una crisis en el partido- competiría con el expremier humalista y vizcarrista Pedro Cateriano. Si prospera, tendríamos un exfujimorista más en la contienda.
Benavides y la buena ventura
Desde el empresariado nacional, se perfila otra candidatura, cantada cada vez que hay un proceso electoral. Roque Benavides el ex hombre fuerte de la minera Buenaventura, se inscribió recientemente al Partido Aprista, amparado en lazos familiares y cierta simpatía con las posturas de la agrupación.
Suponemos que las mismas simpatías que han llevado al aprismo a estar tan cerca del fujimorismo. Un fujimorismo al que Benavides nunca ha rechazado. Incluso, él como CEO de Buenaventura formó parte de ese selecto grupo de empresarios que junto a Odebrecht armaron una bolsa para “defender el modelo económico” en el proceso electoral del 2011.
En pocas palabras, esa bolsa -según la investigación fiscal- fue a parar a las arcas de Fuerza Popular. Benavides, hoy aprista militante, señaló que Keiko Fujimori era su amiga, tal como lo recuerda el diario La República:
“La conozco desde la década de los noventa y tengo un aprecio especial por ella, es mi amiga. La conocí cuando su padre (Alberto Fujimori) era presidente. Yo era presidente de la Confiep (199-2001) y asistí varias veces a Palacio de Gobierno y ahí la conocí”
Esto sumado a las relaciones de amistad que él mismo señaló mantenía con los coprocesados de Keiko Fujimori, Vicente Silva Checa y Jaime Yoshiyama.
Entonces… ¿seguimos con el fujimorismo que nos rodea? ¿Hay opciones de que la bancada hoy diezmada de 12 congresistas se fortalezca para el 2021 con lo que traiga Fuerza Popular y sus posibles satélites? Han pasado 20 años desde que cayó la dictadura fujimorista y seguimos rodeados. Seguimos.
(Por: Francisco Pérez García - OtraMirada)
Comentarios