Chiclayo en Línea.-Los incendios forestales, en especial el registrado en el área natural protegida Refugio de Vida Silvestre de Laquipampa, ubicado en la provincia de Ferreñafe, región Lambayeque, alteraron las rutas habituales de la población del oso de anteojos, ejemplar en peligro de extinción.
Así lo advirtió el director del Museo Nacional Sicán de Ferreñafe, Carlos Elera Arévalo, quien manifestó que lo que habría que ver más adelante es que cuando se restituya el área perdida y afectada los osos usen esta zona porque ellos están buscando puntos de agua y ciertos productos que se dan tipo berries o frutos silvestres.
“Es algo que recién se está conociendo porque nunca antes se había dado en la historia del Refugio de Vida Silvestre de Laquipampa y las partes de bosque altoandinos de Cañaris e Incahuasi, un incendio bastante serio como el que se presentó en las últimas semanas que actualmente está bajo control”, apuntó Elera en diálogo con la Agencia Andina.
Agregó que respecto al tema de los osos no es que se haya afectado al 100 por ciento el hábitat de los mismos, sino que las rutas que ellos tienen de tiempos en la que esta especie está adaptada a este hábitat.
Al mismo tiempo, recordó que el Ministerio de Cultura manifestó su preocupación si se había sido afectado el patrimonio arqueológico en la zona.
“De lo que sabemos, por el fuego por la temperatura puede termofracturar petroglifos o edificaciones hechas en piedra en este caso, al menos no tenemos evidencias de los sitios que conocemos no ha habido el impacto por el fuego”, aseveró.
Especialistas en incendios forestales
Por otro lado, Elera recomendó que en el país se cuente con un grupo de especialistas frente a impactos del fuego en zonas protegidas ricas en biodiversidad y patrimonio arqueológico.
“El Perú es uno de los más ricos en biodiversidad y patrimonio cultural en términos de biodiversidad que hay en el planeta, por lo que debería el Estado de ver este tema para dar una respuesta inmediata y acorde con la naturaleza de los sitios”, enfatizó.
Citó como ejemplo, que existen bosques que están muy altos en las montañas donde tratar de llevar agua desde la parte baja es casi imposible “por lo menos si se contaría con unidades operativas que es costoso, pero aún más todo lo que se pierde de especies endémicas y patrimonio arqueológico que es único, y sobre todo son territorios donde hay comunidades rurales de origen quechua en este caso, que tiene una especial percepción de estos espacios que se ven destruidos de un momento a otro”, subrayó.
Al mismo tiempo, indicó que existe la necesidad de educar a las poblaciones para que dejen de lado ciertas prácticas ancestrales porque existe la vieja creencia de que prendiendo fuego el humo hace que atraiga el agua de las lluvias.
“En algunos momentos habrá coincidido, pero cuándo hay sequía es casi imposible. También puede haber pedazos de vidrio roto y por efecto de la radiación sola se hace una lupa y hay paja por el lugar y prende y ese es el punto de partida del incendio. Eso puede darse por eso no hay que botar restos orgánicos e inorgánicos como vidrios o plástico que podrían motivar cuándo hay mucho sol a que se generen los fuegos”, refirió.
El funcionario añadió que otro aspecto, es el propio rozo que hay que evitar que esta costumbre prevalezca y no se den estas situaciones cuándo se sabe que hay una sequía.
Elera refirió que de todo esto debe existir una cultura de prevención de este tipo de extremos, factores que atentan contra la naturaleza misma por estos fuegos.
Adelantó que próximamente se reunirá el Comité de Gestión de Refugio de Vida Silvestre de Laquipampa donde se abordará el ejecutar un plan de mediano y largo plazo, así como las recomendaciones que nacen de la experiencia ocurrida en este espacio cultural y ecológico de Lambayeque.
“Se debe contar con un protocolo común y hacer las recomendaciones a las instancias competencias, pues en un futuro puede ocurrir un incendio forestal y debe haber una respuesta inmediata”, manifestó.
Recordó que dos semanas antes de que ocurra lo de Laquipampa estuvo en un sitio arqueológico Ayamachay en Incahuasi, es un sitio del periodo formativo.
“Allí ya se veía hacia Salas que se incendiaba un bosque y me dijeron que a veces prenden porque no hay agua, sin pensar que puede registrarse fuertes vientos que lleven ceniza que cae y se prenda todo (…) es probable que haya sido así en algunos casos, porque no creo que se hayan puesto de acuerdo”, aseveró.
Remarcó que estas experiencias ayudarán a evaluar los pro y contra de la situación, pero sobre todo que se actúe de inmediato frente a estos incendios que también se reportan en otros países del orbe y actúan inmediatamente como el caso del Canadá que ni bien conocen de los incendios forestales ya lo están apagando.
Por último, afirmó que hay que vivir una cultura de la prevención no solamente de nuestra sociedad, las ciudades, de zonas rurales sino también de nuestros bosques, que es un patrimonio cultural asociado.(Fuente Andina)
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