
Chiclayo en Línea. - Uno de los principales obstáculos que enfrentan los líderes en crecimiento es la dificultad de renunciar al control. Así lo plantea Jonathan Golergant, rector de la Universidad Tecnológica del Perú, quien ha observado cómo muchos profesionales que destacaron como referentes técnicos en la primera parte de sus carreras, enfrentan dificultades al asumir roles de mayor responsabilidad.
“He visto muchas veces a estas personas colapsar al asumir nuevas funciones por poner excesivo énfasis en la tarea y el contenido, descuidando la importancia del proceso gerencial”, comenta. A su juicio, el verdadero rol del líder está en diseñar y dirigir ese proceso, es decir, enfocarse en los cómos más que en los qués.
De experto a facilitador
A medida que se asciende en la estructura organizacional, resulta evidente que liderar consiste en saber facilitar el trabajo del equipo y aprovechar su conocimiento colectivo en favor de los resultados en lugar de querer controlar al detalle los procesos.
El liderazgo, entonces, exige un cambio. “Debemos enfocarnos en gestionar y distribuir la información”, señala el rector de la UTP. Para poder crecer como líderes, es importante renunciar a la idea de ser el que más sabe y concentrarnos en generar conversaciones que enriquezcan la toma de decisiones.
El rector de UTP también advierte sobre un hábito común en las primeras etapas del liderazgo: actuar rápido, priorizando la eficiencia. No obstante, liderar desde la alta dirección requiere otra capacidad, la de saber cuándo pausar. Esto nos permite diseñar la estrategia correcta, innovar, mirar al sistema completo y no solo el síntoma. Tomar decisiones requiere también que sepamos poner freno de mano para reflexionar.
La importancia del equipo
Finalmente, Jonathan Golergant subraya que el liderazgo no se trata de buscar ser mejores como individuos, sino de crear las condiciones para que otros puedan desarrollarse. “Ser mejor como líder implica hacer mejores a los demás. Es necesario renunciar al foco en uno mismo para enfocarse en el desarrollo del equipo y en metas organizacionales trascendentes”, apunta.
En esa transición, se redefine la noción de éxito profesional. Ya no es solo desempeño individual, sino capacidad de potenciar el trabajo colectivo, generar confianza, orientar a otros y construir organizaciones más humanas, reflexivas y sostenibles.
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